La espuma rígida de poliuretano, ya sea proyectada o inyectada, tiene una gran capacidad de aislamiento térmico, acústico y de impermeabilización. Por estas prestaciones es imprescindible en la construcción, ajustándose a todas las necesidades y favoreciendo un importante ahorro energético en las edificaciones. El poliuretano es, por tanto, un aliado en la construcción sostenible, tanto en rehabilitación como en obra nueva.
Los sistemas de poliuretano están presentes en múltiples formas en la vida cotidiana. Desde sofás a colchones, calzado, automóviles, cámaras frigoríficas, ventanas… y son protagonistas en la edificación. Para conseguir distintas prestaciones, se puede aplicar de dos formas: proyección o inyección. Estos dos tipos de poliuretano son un material aplicado in situ, lo que ofrece grandes ventajas en la puesta de obra, además de la mejor relación calidad/precio al eliminar intermediarios.
Espuma rígida aplicada in situ por proyección
Es el poliuretano proyectado, que se consigue pulverizando a la vez los dos componentes sobre la superficie elegida (sustrato). La reacción se logra en la cámara de la pistola proyectora. El calor que se libera con esta es empleado para vaporizar el agente de expansión. Así se transforma la mezcla en una espuma que alcanzará hasta 30 veces el volumen de los componentes originales.
El aislamiento proyectado tiene un gran rendimiento: un único profesional puede aplicar hasta 100 m²/hora de forma sencilla, sin juntas, recortes ni necesidad de adhesivos o fijaciones. Eso sí, hay que tener en cuenta las condiciones atmosféricas y ajustar correctamente la maquinaria para obtener el mejor resultado.
Proyectar poliuretano es una solución muy eficaz contra los puentes térmicos, puesto que tiene una capacidad aislante un 25% superior a otros productos como lanas minerales o espumas de poliestireno. Es también muy eficiente, dado que con el mínimo espesor se consigue el efecto aislante deseado, por lo que también resulta económico. Ofrece una gran adherencia, durabilidad, total impermeabilidad, estanqueidad al aire y no sufre grietas. Es seguro por su alta resistencia al fuego y también se puede emplear como barrera anti-radón.
En resumen, el poliuretano proyectado es un aislamiento continuo de gran calidad, que mejora de forma importante el aislamiento de la envolvente de la edificación.
Espuma rígida de poliuretano aplicada in situ por colada
Es el poliuretano inyectado, que se obtiene al mezclar y batir los dos componentes e introducirlos en las cavidades dentro de las cuales el material se expandirá, alcanzando todas sus propiedades. Saber cómo inyectar poliuretano correctamente es tarea de los profesionales, y clave para conseguir resultados duraderos y eficaces.
Es un sistema de fácil adherencia que se adapta a prácticamente cualquier hueco, cubriéndolo en su totalidad. Tiene una gran resistencia mecánica y química, un buen comportamiento al fuego y es totalmente inocuo para la salud de las personas.
La baja conductividad térmica del poliuretano inyectado lo convierte en uno de los mejores aislantes térmicos. Asimismo, es un eficaz aislamiento acústico, que puede lograr un coeficiente de absorción de hasta α=0,5. También consigue neutralizar las vibraciones causadas por las ondas de sonido. Resulta además la mejor opción para impermeabilizar fachadas cumpliendo con el grado 5 del Código Técnico de la Construcción (CTE), a la vez que regula la humedad y evita condensaciones.
Para elegir entre los dos tipos de poliuretano el que más se ajuste a las necesidades de la obra, lo mejor es contar con asesoramiento profesional. Así se conseguirá un resultado óptimo y muy duradero, puesto que la vida útil del poliuretano puede superar los 50 años.