Las partes enterradas de las edificaciones están en contacto directo con el terreno. Es el caso de cimientos, sótanos y algunos muros, que suponen una pérdida de calor de cerca del 20% del total. Un correcto aislamiento e impermeabilización reducirá estas pérdidas, eliminando puentes térmicos y riesgos de condensación y humedades por capilaridad, que además puedan perjudicar la salubridad del interior. Es decir, aislar e impermeabilizar los muros enterrados es una tarea fundamental tanto en obra nueva como en rehabilitación, si queremos conseguir una óptima eficiencia energética.
¿Qué son los muros enterrados y para qué sirven?
La base de cualquier edificio son los cimientos y los muros, por lo que deben estar impermeabilizados para evitar las humedades por capilaridad o por filtración. Solo de este modo protegeremos estos elementos clave de la edificación y garantizaremos un mínimo confort interior.
Pero, sin duda, los muros enterrados son una parte débil de cualquier construcción junto a la cubierta en lo que a humedades se refiere. Por eso, en las nuevas construcciones, es el arquitecto quien analiza cómo afrontar la problemática típica de los muros enterrados en la fase de proyecto. Esto es especialmente importante porque estos elementos, al quedar enterrados, resultan muy difíciles de acceder a posteriori para realizar una reparación.
Se pueda instalar cámara de aire o no, la impermeabilización resulta imprescindible. En lo que respecta a cimentación, el forjado sanitario suele ser una buena alternativa para evitar el contacto directo con el terreno.
En el caso de rehabilitaciones energéticas, sobre todo si ya hay humedades presentes, la solución es algo más compleja. Es probable, sobre todo si la edificación es antigua, que no exista capa impermeabilizante. Por eso, aunque no haya aparecido humedad alguna, es necesario actuar. Para ello se perfora la parte inferior del muro por la parte más accesible (interior o exterior) para así inyectar el aislamiento de forma estratégica.
Soluciones de aislamiento e impermeabilización para muros enterrados
El aislamiento de muros enterrados tiene en cuenta las especificidades de estos elementos, que poco tienen que ver con las condiciones a las que se enfrenta el aislamiento térmico más convencional. Así, pueden existir humedades, haber presencia de acumulaciones de aguas subterráneas, tensiones mecánicas derivadas de la presión de la tierra, ciclos de congelación y de descongelación.
Con unas condiciones tan exigentes, el aislamiento e impermeabilización debe ofrecer unas potentes y duraderas prestaciones térmicas y mecánicas. El sistema Poliuretan Spray S-303 permite eliminar puentes térmicos, tiene una buena adherencia al sustrato y se adapta a sus irregularidades, no reduce el espacio habitable interior y no necesita mantenimiento. Mientras que para la impermeabilización, la poliurea pura Urespray P-500 tiene una gran resistencia mecánica y frente a las agresiones ambientales también presenta un alto rendimiento, incluso sin ningún recubrimiento de superficie.
Asimismo, son una buena alternativa para aislar los muros enterrados las planchas rígidas de poliuretano (PUR) y poliisocianurato (PIR), puesto que reducen con eficacia la transmitancia térmica.