Un aislante térmico es, en términos generales, aquel material que se usa en construcción y otras industrias para mejorar el comportamiento térmico de una envolvente.
El aislamiento de la envolvente no solo mejora la eficiencia energética del mismo, sino que también garantiza su salubridad y el confort térmico a los usuarios. Por ello, la legislación vigente especifica el aislamiento mínimo necesario para garantizar el confort térmico y la calidad del aire interior.
Todos los materiales que se utilizan en construcción oponen una mayor o menor resistencia a la transmitancia térmica. En algunos casos, como el de los metales, dicha resistencia es muy escasa. Otros materiales más tradicionales como la madera o el ladrillo tienen una resistencia media; y, finalmente, se encuentra un grupo de materiales aislantes que ofrecen una gran resistencia y, por lo tanto, un comportamiento térmico excelente.
En el grupo de los aislantes térmicos podemos distinguir las lanas minerales, el compuesto de poliestireno extruido y las espumas de poliuretano.
El aislamiento de cámaras de aire
Cuando hablamos del aislamiento en fachadas de edificios, nos estamos refiriendo al aislamiento que se realiza normalmente en muros de doble hoja con una cámara de aire. Estos muros son aquellos que están formados por dos hileras paralelas de ladrillos o bloques, dejando una separación entre ellas que se denomina cámara de aire.
El relleno de esta cámara de aire es fundamental para garantizar un correcto aislamiento del edificio y cumplir con la normativa vigente.
Dependiendo del estado interior de la cámara, la antigüedad del edificio o los posibles puentes térmicos, elegiremos el material de aislamiento y la técnica más apropiados. Las técnicas de inyección de los diversos sistemas aislantes están muy desarrolladas y permiten un gran control durante su ejecución.
Ventajas del aislamiento inyectado en cámaras de aire
El aislamiento insuflado o inyectado es la forma más sencilla y eficiente de aislar viviendas en tiempos inferiores a 24 horas obteniendo beneficios de aislamiento térmico desde el primer día. Al no realizarse grandes obras, no hay molestias de ningún tipo para sus ocupantes y su aplicación únicamente reporta una mejora en el confort térmico y la eficiencia.
La inyección es la técnica de aislamiento más indicada para aislar edificios que poseen fachadas con cámara de aire, siendo la solución constructiva más utilizada desde 1930 hasta el día de hoy. El aislamiento inyectado consigue aislar térmicamente todo tipo de cavidades y tipologías de edificios, y se puede realizar tanto desde el interior como desde el exterior.
Aislamientos inyectados más utilizados
Actualmente, existen en el mercado tres grandes alternativas en aislamiento térmico inyectado:
- Poliestireno (extruido o expandido).
- Sistemas de poliuretano.
- Celulosa.
El contorno de los huecos, los frentes de forjado o los encuentros de fachada con cubierta son algunos de los puntos sensibles más habituales en construcción, los cuales deben analizarse para escoger el material que mejor se adapte a las características de cada obra.
Además, también se deben tener en cuenta características del producto como la capacidad de aislamiento del frío del invierno o del calor del verano (según la zona en la que se ubique la vivienda), la capacidad de relleno de cámaras de menos de 5 cm, el diámetro de perforación mínimo y el número de perforaciones necesarias, el comportamiento frente al fuego, la resistencia al agua y la permeabilidad al vapor de agua.
La inyección de sistemas de poliuretano para el aislamiento de viviendas
Existen varios tipos de aislamiento inyectado, pero cabe destacar al poliuretano debido a su capacidad para que las viviendas mejoren considerablemente su eficiencia energética.
La espuma rígida de poliuretano es una material sintético duroplástico, altamente reticulado espacialmente y no fusible.
Estas características hacen que, en las densidades habituales necesarias para el correcto aislamiento térmico, el poliuretano contenga solamente una pequeña parte del volumen de materia sólida (con una densidad de 30 kg/m3, sólo el 3% del volumen aproximadamente es materia sólida). Esto permite altos niveles de aislamiento en cámaras de aire muy estrechas y de difícil acceso.
Para garantizar en todo momento la correcta ejecución del aislamiento, las inyecciones se realizarán a través de taladros espaciados, con una separación máxima de 1 metro entre sí, sin que se sitúen sobre la misma línea.
La inyección debe comenzar por los taladros situados en la parte inferior, llenando la cámara de abajo a arriba lentamente. Esto se debe a la baja densidad del poliuretano (entre 8 y 12 kg/m3 en expansión libre), y con un periodo de espumación lento debe saturar el volumen de la cámara sin crear tensiones excesivas en las fábricas colaterales, ya que estas se pueden llegar a fisurar.
Además, los sistemas de poliuretano aportan rigidez estructural al edificio, poseen una gran adherencia a las superficies, mejoran la amortiguación de vibraciones y no absorben la humedad ambiental.
Por todos estos motivos, el poliuretano inyectado es uno de los productos aislantes más eficientes y rentables del mercado y su uso no ha parado de crecer durante los últimos años.