El poliuretano es un material óptimo para el aislamiento de una edificación por el conjunto de sus características. La durabilidad que lo caracteriza es la base de sus propiedades frente a los agentes ambientales, las cuales lo hacen estar por encima de sus competidores en el sector de materiales para aislamiento.
Agentes ambientales y calidad del aire interior
Hay varios factores ambientales que afectan directamente al ambiente interior y la calidad del aire. Se pueden agrupar en tres tipos: agentes químicos (productos derivados de la combustión, compuestos orgánicos volátiles, plaguicidas, radón, partículas y fibras en suspensión), agentes biológicos y agentes físicos (condiciones termohigrométricas, iluminación, ruido y vibraciones).
En la actualidad, en los países industrializados los habitantes de las ciudades pasan entre el 60-80% de su tiempo en espacios cerrados, por lo que una mala calidad del aire interior puede afectar de manera grave a las personas. El uso de materiales que tengan buen comportamiento frente a los agentes ambientales debe ser una prioridad en el sector de la construcción.
Las enfermedades conocidas relacionadas con el "edificio enfermo" vienen dadas por una mala combinación entre materiales, mala ejecución y mal uso de los espacios. Por suerte, el poliuretano no es un material que ponga en riesgo la salud de los usuarios de un edificio.
El poliuretano proyectado y su exposición a los agentes atmosféricos (fuente IPUR)
El poliuretano proyectado tiene un excelente comportamiento frente a los agentes atmosféricos (agua, variación extrema de temperaturas, viento…).
Únicamente es atacado por una exposición prolongada a la radiación ultravioleta, contenida por ejemplo, en la luz solar directa.
Este ataque tiene como resultado un aspecto polvoriento en la superficie de la espuma y produce una disminución de espesor a un régimen de 1 o 2 milímetros anuales, dependiendo del efecto combinado de la lluvia y el viento. Durante el primer año es de menor cuantía por la presencia de la piel externa de la espuma, una capa de alta densidad de poliuretano.
Una espuma atacada (como puede ser el caso de la proyección en medianeras de edificios mientras se construye el edificio adyacente) únicamente pierde espesor al régimen arriba indicado, sin que las propiedades del producto que aún queda en el paramento o cubierta sufran modificaciones (conductividad, resistencia a la compresión, densidad, resistencia al paso de vapor de agua, impermeabilidad, etc.).
En definitiva, el hecho de que la espuma permanezca a la intemperie un período corto de tiempo no tendrá influencia en sus propiedades.
El poliuretano es un material inerte que no necesita mantenimiento (fuente IPUR)
El poliuretano es resistente al ataque de agentes químicos, no se degrada por la humedad, no favorece la proliferación de hongos u otros organismos y tiene una excelente adherencia al sustrato.
El poliuretano también es resistente a todos los productos químicos empleados habitualmente en la construcción:
- Resiste a los disolventes normalmente utilizados en adhesivos, pinturas, pastas bituminosas, en conservantes para la madera y en masillas sellantes.
- Resiste al envejecimiento, a la acción de las raíces, y es inerte bioquímicamente frente a los mohos.
- Es estable frente a los carburantes, aceite mineral y los ácidos y álcalis diluidos.
- Resiste la acción de los gases de escape o a la atmósfera industrial más agresiva.
- Es imputrescible, estable ante el detritus e inodoro.
- Es químicamente neutro.
Medidas complementarias a la aplicación de poliuretano en medianeras de edificios
Es cierto que, en ocasiones, el poliuretano no es suficiente para proteger las fachadas medianeras que quedan el descubierto después de demoliciones, derrumbes o cambios de forma en edificios colindantes. En esas situaciones, se pueden aplicar medidas de refuerzo para evitar futuras patologías constructivas:
- Protección con una capa de pintura que evite que el poliuretano proyectado utilizado se estropee con los rayos del sol. Esta pintura puede ser de poliuretano también.
- Algo menos económico y que requiere más esfuerzos: colocar un pequeño tabique pegado a la fachada, con intención de protegerla de los agentes ambientales externos.