En nuestro último artículo de la serie sobre los mitos del poliuretano, queremos hablar de su durabilidad y de su capacidad aislante. Si te estás preguntando si el poliuretano se degrada y desaparece con el tiempo, o si mantiene sus capacidades con el paso de los años, sigue leyendo.
¿Cómo es la durabilidad del poliuretano?
La durabilidad es un atributo esencial para la construcción sostenible, en especial para los edificios de alta eficiencia energética.
Utilizar materiales durables nos permitirá asegurar la vida útil estimada del edificio y, al mismo tiempo, reducir los costes de mantenimiento y el impacto medioambiental, pues no necesita ser sustituido en caso de rehabilitación.
El aislamiento de poliuretano se considera un material muy durable, ya que tiene la capacidad de mantener sus prestaciones a lo largo del tiempo gracias a su estructura celular.
Si bien su durabilidad dependerá de la aplicación y del uso que se le dé al producto, normalmente supera en durabilidad al sistema constructivo del que forma parte (una cubierta o una fachada, por ejemplo) .
Por ejemplo, en circunstancias de desgaste normales se puede esperar una durabilidad de más de 50 años en sistemas aislantes de poliuretano para edificaciones, más de 25 años en el poliuretano que se emplea en el aislamiento de frigoríficos o más de 20 años en la aplicación de poliuretano en parachoques de vehículos.
Para demostrar todo esto, PU EUROPE solicitó al Forschungsinstitut für Wärmeschutz e.V. (FIW, Munich) que evaluara una muestra de una cubierta de 28 años de antigüedad. La muestra pertenecía a una plancha de poliuretano que formaba parte de una capa de aislamiento instalada sobre vigas de una cubierta.
Los resultados concluyeron que, después de 28 años en uso, la plancha de poliuretano analizada seguía siendo totalmente funcional y disponía de todas las prestaciones y valores declarados originalmente.
Entonces, ¿el poliuretano proyectado no se degrada con el paso del tiempo?
La espuma de poliuretano proyectada in-situ tiene un excelente comportamiento frente a los agentes atmosféricos como el agua, la variación extrema de temperaturas o el viento.
Tampoco sufre deterioro por efecto de la humedad ni pierde su estabilidad física, lo que permite contribuir a la durabilidad de los cerramientos a lo largo de la vida útil del edificio.
Esta espuma de poliuretano aplicada in-situ solamente se ve afectada por una exposición prolongada a la radiación ultravioleta, por la incidencia de la luz solar de manera directa.
En ese caso, la superficie de la espuma adquiere un aspecto polvoriento y se produce una disminución de espesor a un régimen de 1 mm anual, dependiendo del efecto combinado de la lluvia y el viento, siendo el primer año de menor cuantía por la presencia de la piel externa de la espuma, una capa de alta densidad de poliuretano.
Una espuma atacada por rayos UV (como puede ser el caso de la proyección en medianeras de edificios mientras se construye el edificio adyacente) únicamente pierde espesor al régimen arriba indicado, sin que las propiedades del producto que aún queda en el paramento o cubierta sufran modificaciones (conductividad, resistencia a la compresión, densidad, resistencia al paso de vapor de agua, impermeabilidad, etc.).
En definitiva, el hecho de que la espuma permanezca a la intemperie un periodo corto de tiempo no tendrá influencia en sus propiedades.
No obstante, esta aplicación de las medianeras temporales sin proteger no se considera una buena práctica por cuestiones de seguridad en caso de incendio. La espuma debe estar protegida en todo momento por morteros ignífugos.
De acuerdo, el poliuretano es resistente a los diferentes fenómenos meteorológicos, pero ¿y a otro tipo de agentes externos?
El poliuretano es un material inerte y químicamente neutro.
Estas propiedades hacen que sea resistente a todos los productos químicos que se emplean habitualmente en construcción, por ejemplo a disolventes utilizados en adhesivos, pinturas, pastas bituminosas, en conservantes para la madera y en masillas sellantes.
También es estable frente a los carburantes, los aceites minerales y los ácidos y álcalis diluidos, así como frente a la acción de los gases de escape o a la atmósfera industrial más agresiva.
Gracias al hecho de que es un material inerte, tampoco se ve afectado por la humedad tal y como habíamos mencionado, ni favorece la proliferación de hongos, bacterias, mohos u otros organismos.
Es imputrescible, estable ante el detritus e inodoro.
También es resistente al envejecimiento y a la acción de las raíces de plantas.