El sector de la construcción en Europa moviliza una gran cantidad de recursos naturales. Además, consume agua, energía y genera residuos con un gran impacto ambiental. De ahí el planteamiento de una transición a la economía circular, impulsado por varias actuaciones en diferentes países de la EU.
Ya nadie duda de que el sistema lineal es ineficiente e insostenible. Basado en la creencia de que el crecimiento económico y el consumo solo aumentan, no observa las consecuencias medioambientales o la disponibilidad de materias primas, cuestiones clave hoy en cualquier sector de actividad.
Las medidas de estos planes que más afectan a un sector esencial como es la construcción señalan la importancia del ecodiseño. Sin duda una visión circular desde la fase de concepción y diseño de los productos facilitará su gestión al final de su vida útil, con el objetivo de que se puedan revalorizar y usar para fabricar nuevos productos.
A esto se añade la necesidad de informar de todo el ciclo de vida y los componentes de los productos, con un etiquetado mejorado que incluya la huella ambiental, la eficiencia energética y la vida útil.
Otro punto muy relevante es la correcta gestión de los residuos y la reintroducción de las materias primas secundarias en el ciclo de producción. Para ello se debe incentivar la demolición selectiva y la separación en origen, además de potenciar la identificación y la trazabilidad para obtener así materiales de alta calidad respetuosos con la salud de las personas y con el medio ambiente. De este modo se convierten los residuos en recursos, algo central en el concepto de circularidad y que ayuda a transformar la huella negativa en positiva.
Asimismo, el vidrio, la madera, el acero, el hormigón o el yeso son materiales que se reciclan y que se reutilizan para dar forma a otros productos. Los materiales reciclados son una pieza fundamental para conseguir un sector de la construcción cada vez más sostenible.
Como decíamos con anterioridad, el modelo circular busca minimizar los impactos ambientales de la actividad. Para ello, usa los recursos de forma inteligente, reduciéndolos al mínimo y optando por energía renovable y materiales reciclados siempre que sea posible.
Asimismo, se gestionan con eficiencia estos recursos, se les da un buen mantenimiento y se favorece su recircularización en el sistema el mayor tiempo posible, reduciendo de este modo los residuos. De este enfoque se desprenden beneficios desde tres puntos de vista:
En conclusión, el presente y el futuro de la construcción de edificios pasa por la adopción de un modelo circular.