El aislamiento juega un papel fundamental en la construcción sostenible. Es la herramienta más eficaz para conseguir la eficiencia energética de las edificaciones, centrada en el ahorro de energía y la reducción del consumo.
Además, contribuye al cumplimiento de la directiva 2018/844 de Bruselas, según la cual todas las edificaciones deben ser eficientes y contar con sistemas de generación de energía renovable a partir de 2021, tanto en obra nueva como en rehabilitaciones.
El aislamiento en construcción sostenible resulta imprescindible, puesto que permite lograr edificaciones eficientes, así como una correcta impermeabilización. El objetivo es alcanzar un gasto reducido de energía a lo largo de la vida útil del edificio. Por tanto, las soluciones constructivas deben presentar una absorción de humedad inferior al 1% en volumen y ser estables, resistentes y duraderas.
El poliuretano es un solución aislante muy robusta, que aísla térmica y acústicamente con eficacia. Su estructura garantiza la impermeabilidad al agua, la estanqueidad al aire y la resistencia a microorganismos. Con él se consigue una capa continua, sin juntas ni solapes, que rellena huecos y soluciona fisuras y grietas, suprimiendo así los puentes térmicos. De esta forma se logra la confortabilidad interior y un gasto energético mínimo, por lo que el ahorro en emisiones y en dinero es muy relevante.
Por otro lado, gracias a su versatilidad, es posible aislar la envolvente térmica e interiores de las edificaciones con soluciones diversas, ya sea con espuma de poliuretano proyectada, inyectada o paneles sándwich.
Una de las grandes ventajas de los sistemas de poliuretano para el aislamiento en construcción sostenible es su durabilidad, que los convierte en una opción muy rentable. Además, permanecen inalterables a lo largo del tiempo, y apenas necesitan mantenimiento. Por otro lado, su ligereza supone un importante ahorro en el transporte y almacenamiento, al tiempo que no suma casi peso a la estructura.
A todo esto hay que añadir que el poliuretano alcanza sus más altas prestaciones térmicas con capas de muy poco espesor, con relación a otros materiales, por lo que no supone reducción alguna del espacio interior. Esto es algo especialmente importante en aquellas rehabilitaciones en las que no es posible aislar por el exterior.
Asimismo, el poliuretano es un material sostenible, dado que las emisiones que genera su producción son compensadas por su larga vida útil, porque no necesita materiales auxiliares como adhesivos o anclajes y porque su instalación apenas produce residuos. Además, el poliuretano es reciclable, sirviendo para múltiples aplicaciones tras su procesamiento. Es inocuo para la salud de las personas, puesto que no desprende fibras y es un material inerte que no se ve afectado por mohos u hongos.
En definitiva, el poliuretano es protagonista del aislamiento en la construcción sostenible, porque aporta beneficios a nivel medioambiental, económico y social. Resulta particularmente útil en las casas pasivas o passivhaus, que tienen como meta reducir las necesidades energéticas de climatización de los edificios hasta en un 75% con respecto a las construcciones convencionales.