Después de haber aclarado ciertas cuestiones controvertidas sobre el comportamiento ante el fuego del poliuretano o sobre su supuesto impacto en la salud, continuamos la serie de mitos sobre el poliuretano hablando de sus efectos en el medio ambiente.
Si te dedicas al sector de la construcción, seguro que has oído alguna vez que el poliuretano no es un material sostenible, que tiene un alto impacto ambiental o que no se puede reciclar.
A continuación, respondemos a todas estas dudas basándonos en la evidencia científica y en informaciones de fuentes con autoridad en el sector.
Los sistemas de aislamiento contribuyen a reducir o evitar las pérdidas energéticas en las edificaciones, lo que resulta en un ahorro de energía y un aumento de la eficiencia energética.
Por este motivo, han adquirido un papel esencial en la construcción o renovación de edificaciones que buscan tener un consumo moderado de energía, como las casas pasivas o los edificios de energía casi nula.
Por ejemplo, la Passive House de ISOPA está aislada con poliuretano en 3 aplicaciones diferentes (poliuretano proyectado, planchas de espuma rígida y paneles sándwich) y, además de tener un coste de ejecución muy bajo, consigue ahorrar un 85% con respecto a otras viviendas convencionales.
Por otro lado, gracias a su excelente durabilidad, lo más probable es que no sea necesario sustituir el aislamiento a base de poliuretano durante toda la vida útil del edificio, por lo que será mayor el ahorro de energía y de recursos.
También se produce un ahorro en transporte, ya que es un material menos pesado y voluminoso que otros materiales aislantes.
Efectivamente, el proceso de obtención del poliuretano produce emisiones de CO2, del mismo modo que sucede en la fabricación de otros materiales aislantes o cualquier material que se emplea en la construcción o fabricación de bienes
Sin embargo, para analizar el verdadero impacto ambiental de un producto, debemos estudiar su huella de carbono a lo largo de toda su vida útil.
Con 130 mm de aislamiento de espuma proyectada de PU (densidad: 40 kg/m3, HFC-expandido, celda cerrada), lo que equivale a un valor R de 5, puede lograrse un ahorro energético anual de 162 kWh (582 MJ) de energía primaria por m2 de superficie aislada.
A lo largo de un ciclo de vida de 50 años, los ahorros pueden suponer hasta 8.100 kWh (29.100 MJ) por m2, si bien solo se utilizarán 106 kWh (o 397 MJ según los cálculos de la DAP) para producir 1 m2 de espuma proyectada de PU, casi una relación de 1 a 75. Si en el cálculo se incluye la recuperación de energía como supuesto de fin de vida útil, entonces el uso de energía primaria para 1 m2 de espuma proyectada de PU se reduciría a 78 kWh (280 MJ). En este escenario el aislamiento de PU ahorraría 104 veces la energía utilizada para su producción.
Esto también significa que la cantidad de energía utilizada para producir aislamiento de espuma proyectada de PU se recupera posteriormente en menos de ocho meses gracias a la energía ahorrada en la fase de uso. (Fuente: PU EUROPE).
Los gases fluorados (HFCs) comenzaron a utilizarse para sustituir a otros productos que dañaban en gran medida la capa de ozono.
Estos productos se utilizan como agente espumante para algunas espumas de poliuretano. Otras espumas utilizan otro tipo de agentes espumantes.
Sin embargo, estos HFCs siguen teniendo un potencial de calentamiento global elevado (GWP) y permanecen durante un largo tiempo en la atmósfera.
Se incluyeron en el Protocolo de Kyoto sobre el Cambio Climático y la Unión Europea ha adoptado normativas para controlar y restringir el uso de estos productos y sustituirlos por otros menos dañinos para el medio ambiente. El Reglamento sobre gases fluorados propone una prohibición de los hidrofluorocarbonos (HFC) como agentes de expansión para el 2023.
Por ello, Synthesia Technology está desarrollando sistemas como el S-35 RGB/ECO o el Poliuretan Spray S-303 HFO, los cuales utilizan la 4ª generación de agentes espumantes HFO.
Estos sistemas tienen un potencial de calentamiento global muy bajo (un 99,9% más bajo que otras generaciones de espumas de poliuretano) y no son agresivos para la capa de ozono.
Además, no solo cumplen con las normativas venideras, también tienen un rendimiento de aislamiento excelente.
Tanto el poliuretano como la espuma de poliuretano son reciclables y, de hecho, a través del reciclado químico de residuos de poliuretano se obtiene nueva materia prima para fabricar poliuretano de nuevo.
Los residuos se muelen y se tratan con aditivos y celulosa. El resultado puede utilizarse en paneles aislantes o en perfiles que sustituyen la madera, puede transformarse en material de embalaje para productos de poliuretano, puede añadirse a capas de mortero, de yeso, etc.
Del mismo modo, esta materia prima también se puede reutilizar en otros sectores y con otros usos, como por ejemplo, para la construcción de fachadas, mobiliario, marcos de ventanas, vehículos, etc.
Por otro lado, aquellos residuos de poliuretano que no pueden reciclarse o reutilizarse pueden servir para obtener energía y generar electricidad en incineradoras, ya que contienen en su interior una cantidad importante de energía.
No solo se puede, ya lo estamos haciendo. Synthesia se ha sumado recientemente a través de su socio Kingspan a un pacto con Ecoalf que tiene como objetivo transformar los plásticos recogidos del mar en material para aislamiento.
El objetivo es reciclar 1000 millones de botellas de plástico hasta el año 2025. Con esas botellas, se fabrican plásticos PET que sirven como materia prima para paneles aislantes de poliuretano.
Estos paneles tienen una función de aislante térmico y consiguen una mejora de la eficiencia energética de los edificios, por lo que se estará haciendo una doble contribución a la causa ecológica.